miércoles, 2 de junio de 2010

Playa..


La playa es un lugar tranquilo, y al atardecer es más bonito que nunca. Un día de primavera atardece y nosotros estamos de pie mirando al mar.
Me abrazas. Te miro.
-Venga, vamos! Te echo una carrera hasta el agua!! - dices, y empiezas a correr mientras te quitas la camiseta.
Y voy detrás de ti, hasta que llego al agua.
- ¡No vale salpicar eh! ¡Aaaah!
El agua está fresquita, y sumerjo la cabeza. Me vuelves a abrazar y te miro otra vez.
Sí, es verdad, la playa es un lugar maravilloso.

Calor...

Hace calor. El intenso color del cielo se refleja en mis pupilas, y el viento azuza mi melena. Estoy tumbada boca abajo en una hierba tan verde y tan fresca como el olor a primavera.

Él está tumbado junto a mí, boca arriba, y juega con mi pelo, llenándolo de ramitas y de flores, de paz.

Apuro mi helado de limón, medio derretido, mientras la tarde se escapa en el reflejo del río.

Siento la tranquilidad, que se ve perturbada por un ataque de risa provocado por una oleada de cosquillas.

- ¡Para! ¡Basta, por favor! - grito, riéndome tanto que se me caen las gafas de sol.

Pero él no para, y eso me encanta. Ataca una vez más cuando me giro inesperadamente y le agarro ambas manos. Inmovilizado, él sonríe y me mira, y entonces, decidida y con más ganas de jugar que nunca, dejo escapar un ''te vas a enterar'' y le beso fuertemente en los labios.